martes, 30 de diciembre de 2008

¿Hasta cuándo?

La gente camina y habla
hecha trizas
trizas de gente cortada como
una tarta
acuchillada, ensartada y
deglutida.
(...)
Dios está sentado en Múnich
bebiendo cerveza verde, tenemos que dar con
Él y preguntarle
por qué.
(Charles Bukowski)
A esta hora siguen cayendo las bombas sobre la jaula de Gaza. Aquello es un zulo, un pequeño fragmento de 360 km cuadrados de tierra, unas 29 veces más pequeño que Navarra y del mismo tamaño que la isla de Tenerife. Al oeste, el mar Mediterráneo; al norte, Israel; al este, Israel, y al sur, Egipto pero con vigilancia israelí. No hay escapatoria ni salida posible de Gaza. En ese trocito minúsculo de tierra viven 1,5 millones de personas, lo que hace que en cada kilómetro cuadrado se tengan que hacinar 4.200 habitantes, frente a los 60 por kilómetro cuadrado de Navarra. La mayor parte de los palestinos viven en alguno de los ocho campos de refugiados levantados por Naciones Unidas. Cerca del 40% de sus habitantes están en paro, y casi el 80% dependen en mayor o menor medida de la ayuda humanitaria para poder subsistir. Dos de cada tres habitantes de Gaza viven por debajo del umbral de la pobreza. De los que trabajan, un 40% lo hace en Israel, y el 35% del PIB de la franja depende de los salarios que los trabajadores palestinos obtienen en Israel. Esa es la situación desesperada de 1,5 millones de personas que viven en una cárcel en la que, aunque ondea su bandera, no disponen de las libertades básicas. Ni siquiera tienen derecho a crear un Estado.
Tzipi Livni, ministra israelí de Asuntos Exteriores, se esfuerza estos días en explicar al mundo la peligrosidad de Hamas, al mismo tiempo que aprovecha para ganar votos entre los israelíes con su política de mano dura. Evidentemente no está dispuesta a que su hasta ayer tambaleante carrera política se venga abajo. Y sí, es posible que Hamas tenga gran parte de la culpa por aprovechar las ciudades de Gaza para lanzar sus cohetes sobre Israel, un país que se siente amenazado por todo su entorno. Pero la realidad es que quien ha permitido que Hamas tome las riendas del pueblo palestino han sido Israel y la indiferencia de Occidente.
Vapuleados una y otra vez en el campo de batalla y en las reuniones internacionales, los palestinos dijeron basta. Se les prometió mucho, y nada se cumplió. Apostaron en su día por la mano tendida que suponía Abbas, e Israel y Estados Unidos se encargaron de negársela. No se les ha dejado levantar las estructuras de un Estado, con sus instituciones propias y su organización del poder. Y al final, la primitiva situación de los palestinos ha hecho que, como en los pueblos tribales, haya dos facciones que controlen la situación, Al Fatah y Hamas. Ni rastro del Estado, de la policía o del ejército, porque eso sencillamente no existe. Y la culpa no es suya, es de todos. Después de años sin avanzar un sólo ápice, de que todas las condenas a Israel fuesen bloqueadas por EE UU en el consejo de seguridad de la ONU, de que el expolio que han sufrido en sus territorios no se haya restituido, de que sus condiciones de vida no hayan mejorado, de que la corrupción de la facción moderada de Al Fatah haya saqueado sus arcas, a nadie debería extrañarle que los palestinos busquen el refugio entre los fusiles de Hamas. Nada más les queda.
En Europa esperamos con los brazos cruzados a que venga Obama a solucionar las cosas. Ni lo hará él ni lo haremos nosotros. Y mientras el reloj pasa, los muertos se acercan ya a 400. Dice la embajada de Israel en España que los medios están utilizando algunas imágenes con fines propagandísticos. La verdad duele. Las víctimas inocentes son eso, inocentes. Ni daños colaterales ni historias, es gente asesinada por una democracia, que es todavía más grave. ¿Acaso no hay otra forma más selectiva de poner fin a los lanzamientos de cohetes en un territorio de apenas 350 km cuadrados? ¿Acaso alguien está aprovechando esto para ganar unas elecciones? ¿Acaso nadie va a mover un dedo para pararles los pies a los israelíes? ¿Tanto miedo dan los 5,5 millones de judíos que viven en Estados Unidos? ¿Cuánta sangre estamos dispuestos a que chorre nuestra televisión? ¿Cuánta miseria seremos capaces de tragar antes de levantar la voz para exigir a los que nos mandan, socialdemócratas de pacotilla o democratacristianos de pega, que hagan algo de una vez? ¿Hasta cuándo?

miércoles, 3 de diciembre de 2008

En vía muerta

Cuando los zapatos se llenan de sangre
uno sabe
que los zapatos están muertos
(Charles Bukowski)´
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Hoy han matado a un ciudadano de 71 años que iba a jugar su partida de cartas. Una gran hazaña que sumar al historial sanguinario de ETA en su camino de liberación de Euskal Herria. Ahora resulta que el Tren de Alta Velocidad es otro de los enemigos del pueblo vasco. Permítanme que dude de las preocupaciones ecologistas de los señores del pasamontañas. Así que sólo queda pensar que el TAV es a ETA lo que el comercio marítimo fue para aquella España que no conocía las ideas ilustradas. En aquellos buques comenzaron a entrar libros, ideas escritas al fin y al cabo, que fueron cambiando las arcaicas mentalidades de la época. Balas frente a ideas. La batalla la tienen perdida.
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Lo peor de todo es que lo saben. Son conscientes de que su demencia no conduce a nada. Podrán seguir matando a señores de 71 años, a trabajadores de peaje, a inmigrantes que duermen en sus coches. Y el final será el mismo, antes o después. Paradojas del destino, una organización que sólo sabe matar se dirige hacia su propia muerte. Lo triste que en el camino se va quedando gente, se quedan ilusiones, hermanos, hijos, padres, nietos, esperanzas.
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Hasta ahora siempre había visto a ETA como una mala herencia que me dejaban mis padres. Generalmente los terroristas eran gente mayor, muy sesgada ideológicamente y marcados por un pasado convulso y difícil. Pero uno va cumpliendo años y, aunque no son muchos, los terroristas empiezan a ser menores que quien escribe. Y entonces uno se pregunta qué clase de frustraciones pueden llevar a alguien de veintipocos años a empuñar una pistola, mirar a los ojos a un señor de 71 años, a un vecino suyo, y tomar la decisión de parar su reloj y el de sus seres queridos en un día y en una hora concretos. Pero el reloj de los demás sigue. Pueden parar un reloj, todos incluso si se empeñan, pero pretender parar el tiempo es un absurdo.
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A estas horas de la noche sólo tengo dos certezas. La primera es que hay una familia destrozada. Me resulta imposible imaginar su dolor, y sólo con la pequeña parte que soy capaz de reconstruir en mi mente ya se me hace insoportable. Y la segunda es que queda un día menos para que quienes hoy han disparado y han dado la orden acaben en la cárcel. No sé si eso es un consuelo, pero sí sé que es lo justo. Y es precisamente eso, defender lo que es justo, lo que hará que esta noche pueda dormir tranquilo. Un poco más triste de lo normal, pero tranquilo.

martes, 25 de noviembre de 2008

Casualidades


Hoy me he propuesto no hablar de política. A ver si lo consigo. Y eso que a un amigo le debo una explicación de por qué el peor enemigo de un comunista es un socialista, pero será otro día. Prometo escribirlo el día que el socialismo francés se reconcilie, es decir, nunca.

Hoy me ha pasado una cosa de esas que te dan que pensar (es que hoy estaba de fiesta y no tenía demasiadas cosas que pensar). Estaba con un fulano tomando un café y hablando de muchos temas. En una de esas conversaciones ha salido a la palestra el nombre de Mengano, ese ex compañero del colegio al que no ves desde hace 8 o 10 años. Te lo imaginas con traje y corbata trabajando en un despacho a pesar de que por aquel entonces era el más quinqui de la clase. En esas estábamos cuando de pronto suena mi móvil y en la pantalla se lee Mengano. ¡Qué casualidad! Y así, a lo tonto, te das cuenta de que tu vida, esa que te parece que controlas casi completamente, está llena de tontas casualidades que te van llevando hacia no se sabe muy bien dónde.

Hace unos años yo todavía estaba estudiando en la Universidad. Cuando llegué allí no conocía a nadie, o prácticamente nadie. La primera semana se me acercó una chica que yo no conocía y me dijo: "Tú eres amigo de Mengano 2 (otro Mengano)". Y así empezó una relación de amistad que todavía se mantiene y que condicionó casi todas las amistades que hice durante la carrera. Al menos las más íntimas.

Cuando yo tenía 7 u 8 años, no recuerdo bien, iba cada verano al pueblo, donde viven mis abuelos. Enfrente de su casa había otra abandonada, en ruina. Allí me pegaba yo horas jugueteando con piedras tirándolas de un lado a otro y haciendo un poco el mal. Un buen día apareció otro chaval de mi edad y se metió entre los escombros. Como acabamos con las manos llenas de polvo y tierra, le ofrecí el baño de la casa de mis abuelos para que se las lavase antes de ir a su casa. Así empezó una amistad que también perdura hoy en día.

Ahora bien, ¿qué tienen que ver estas dos casualidades inconexas? Mi amigo, que no es de Navarra, sólo venía cuando llegaba el verano, pero un buen día decidió venir a Pamplona a estudiar durante un año. Y, casualidades de la vida, sin que yo mediase para nada, mi amigo conoció a mi amiga de la Universidad, se gustaron y hoy son pareja. Así que lo que era un viaje de un año para estudiar se ha convertido en algo definitivo porque ahora trabaja y vive aquí.

Muchas veces nos empeñamos en controlar las cosas, en planificarlas para que sean como nos gustaría que fuesen. Y, al final, las puñeteras casualidades te van llevando donde quieren. Cuando empecé a hacer prácticas envié dos cartas a dos sitios de trabajo distintos. De uno llamaron y del otro no. Y desde entonces allí sigo. Jamás hubiese dicho que aquella llamada iba a condicionar de una forma tan grande mi vida, especialmente en cuanto a las relaciones personales se refiere. Muchos de los que trabajan conmigo se han convertido en buenos amigos con los que paso más horas que con mis otros amigos o mi familia. Algunas de esas amistades, como la de la Uni o la de la casa en ruinas, me acompañarán siempre. Así son las casualidades. ¿Cuál será la próxima?

martes, 18 de noviembre de 2008

Dando la nota

Spain is different. O traducido al castellano, siempre dando la nota. Así somos los españoles desde hace siglos, y parece difícil que nos hagan cambiar ahora. Mientras los ejecutivos de medio mundo se apresuran a saquear las principales empresas, o lo que queda de ellas, antes de que el dinero de todos acuda en su ayuda, en España nos dedicamos a linchar a Miquel Barceló por hacer una obra de arte.

Es verdad que el Gobierno no ha sido nada hábil a la hora de explicar el proyecto y su coste, pero eso no es más que la excusa utilizada por algunos. Hay críticas al coste, unos 18,5 millones de euros, que es lo que vale la cúpula de Barceló y el resto de la sala, cuya obra ha sido importante. De esos 18,5 millones, unos 6 son para el artista. Habrá quien piense que eso es mucho, pero si se tiene en cuenta lo que vale cualquier obra de Barceló en el mercado estamos hablando de unas cifras más que razonables. El ex director de Fortis se llevó cuatro de indemnización por ayudar a hundir la empresa antes de que los gobiernos europeos tuviesen que intervenirla.

También hay críticas a que una parte mínima del dinero ha salido de los fondos de ayuda al desarrollo. En ese fondo hay partidas muy diferentes, y no todas van directamente destinadas al Tercer Mundo ni mucho menos. Una de ellas, de la que sale el dinero empleado, es para orgnismos multilaterales, definición en la que encaja perfectamente esta obra en la ONU. El argumento que utilizan los críticos es que con ese dinero se puede prestar mucha ayuda. Y la respuesta a ese planteamiento simplista es sí. ¿Cómo se va a poder contestar que no a eso? Pero dicho eso, también se puede decir que el dinero que se va a emplear en el tan ansiado Tren de Alta Velocidad (TAV) también podría solucionar muchos problemas en el mundo, y no creo que nadie esté dispuesto a renunciar a eso o a la autovía que le pase cerca de su casa. También se podría ayudar a los pobres si no se hubiese construido la basílica de San Pedro, o si no se hubiesen gastado 50 millones de euros en restaurar la capilla Sixtina. Pero lo cierto es que si esos proyectos no se hubiesen acometido la humanidad no habría conocido dos de las más hermosas obras de arte que jamás ha creado el hombre.

El arte es la forma que tienen los pueblos de comunicarse, de dejar constancia de lo que son. Son testimonio de un tiempo y de los hombres que lo vivieron, de sus anhelos, de sus esperanzas, de su forma de concebir el mundo. El arte es de lo poco realmente perfecto que deja el hombre a las generaciones venideras. ¿Sería posible entender la prehistoria sin Altamira? ¿Sería posible entender la Grecia clásica sin sus estatuas? ¿Sería posible entender la Roma clásica sin el coliseo o sus palacios? ¿Sería posible entender parte de nuestra historia sin el románico o el gótico? ¿Sería posible entender el siglo XX sin la pintura?

Parece lógico que en un país que condenó a morir en la cárcel a Miguel Hernández, que fusiló a García Lorca, que maltrató a Picasso o que obligó al exilio a Machado y a otros tantos artistas siga sin apreciar lo que supone el trabajo de genios como Barceló. Ayer estábamos en la caverna y hoy estamos emprendiendo una gran obra, gritándole al mundo dónde está España y demostrando el talento de este pueblo. Lo que para cualquier país sería motivo de orgullo, para el nuestro es motivo de burla. Porque si somos sinceros, a la mayoría le da absolutamente igual lo que haya costado la dichosa cúpula, el caso es ridiculizar esos "churritos" que salen del techo y que han sido pintados "al tun-tun".

Hoy se pedirá la dimisión de Moratinos en el Congreso. Me da igual la ideología de quien promueve la obra, de quien la hace y de quien la critica. En esta vida se puede etiquetar a la gente de muchas maneras, y una de ellas es entre tontos y no tontos. Y quienes hoy piden la dimisión de Moratinos pertenecen a la primera. Si usted pertenece a la segunda categoría es libre de que la dichosa cúpula le guste o no, pero seguramente se sentirá orgulloso de que un artista español pueda provocar admiración en el mundo y de que su país haya podido acometer una obra así. Yo al menos, así lo siento.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Profetas del apocalipsis

Hace unos días se me acercó una gitana mientras paseaba. La típica con su ramita de romero que presume de ver en la roña de tus manos hasta el dinero que tienes en el banco. Al principio todo son halagos, que si guapo, que si caballero, que si esto que si lo otro. Por unos segundos hasta te levantan la moral. Hasta ahí vas bien, pero como tengas la desagradable ocurrencia de mantener tus euros a salvo ya la has pifiao. Entonces tienes que aguantar toda serie de maldiciones biblícas que recaerán sobre ti, sobre tus hijos, los hijos de tus hijos, los hijos de los hijos de tus hijos... Y tú, como si nada, sigues el paso rezando para que la gitana no te siga por la calle y esos momentos de vergüenza duren lo menos posible.

No sé si llevan ramas de romero, y seguramente se han formado en las mejores universidades, pero hay algunos políticos que se comportan igual. Si les bailas el agua todo es estupendo, pero como tengas la osadía de pasar de ellos la cosa se complica y lo que antes era blanco ahora es negro. Si sube la inflación es malísimo, pero si baja es todavía peor. ¿? Si sube el euríbor es una catástrofe, pero si baja es que se avecina otra peor. Vamos, la alegría de la huerta. En el tanatorio San Alberto hay mejor ambiente que en los maitines. Bastante hace mucha gente con llegar a fin de mes como para que los pluriempleados con dietas (sólo 45 de los 350 diputados del Congreso se dedican únicamente a la política) se conviertan en profetas del Apocalipsis. Un poco de optimismo tras las gafas de pasta no estaría de más.

martes, 4 de noviembre de 2008

Yes, we can

Son las 6.30 minutos de la madrugada en España. Hace poco más de diez minutos que Barack Obama ha dado su primer discurso como presidente electo de los Estados Unidos en un abarrotado parque de Chicago. Algunos hablan de un millón de personas. No ha sido una noche electoral emocionante. Acostumbrados ya a los ajustados resultados de las dos últimas elecciones, lo de esta noche ha sido un poco decepcionante. Obama ha pasado como una apisonadora por casi todos los estados que se consideraban indecisos. Para resumir la noche, ningún estado de los que votó demócrata en 2004 ha cambiado de voto, mientras que a los republicanos les han salido traidores en Nevada, Montana, Colorado, Nuevo México, Iowa, Indiana, Ohio, Virginia y Florida. Casi nada.

La falta de emoción electoral se ha compensado con creces después con los discursos de los dos candidatos. Me confieso poco devoto de los Estados Unidos (entendida la palabra devoto como esa especie de complejo de inferioridad que suele invadir a muchos europeos, especialmente a los que tienen bigote) y, en general, poco permeable a los discursos patrióticos y a la parafernalia yanquee. Sin embargo, tengo que reconocer la grandeza democrática de ese país. El discurso de McCain aceptando su derrota ha sido de una elegancia poco habitual a este lado del Atlántico.

Y después ha llegado Obama, el primer presidente negro de la historia del país. Con Chicago rendida a su pies se notaba en el ambiente que el mundo entero esperaba ese discurso. Todos los que a esa hora seguíamos pegados a la televisión sentimos que estábamos viviendo un momento histórico, algo que se recordará siempre. No es para menos. La verdad es que ha sido muy emocionante ver las lágrimas de muchos afroamericanos por ver su sueño hecho realidad. Sólo viendo esos rostros uno puede hacerse a la idea de lo que significa para una parte importante de América lo que ha ocurrido esta noche. Hace poco más de 100 años todavía existía la esclavitud. Hoy, un negro dirige a la primera potencia del mundo. Con sus cosas buenas y sus cosas malas, estas lecciones sólo las puede dar Estados Unidos.

Hoy se ha visto la América que ha permanecido invisible durante los últimos ochos años. Viendo las caras de los que estaban en Chicago y sus reacciones a las palabras de Obama, uno entiende que en aquel país también hay gente preocupada como aquí por la hipoteca, gente sencilla que simplemente reclama un poco de esperanza en sus vidas y que quiere recuperar el orgullo de sentirse ciudadanos de su país. Hay una frase de Obama que se me ha pegado cuando hablaba del liderazgo de Estados Unidos. Ha dicho que no quiere que su país se imponga "por su riqueza sino por sus ideas". Simple pero muy profundo a la vez.

El discurso de Obama de esta noche será recordado durante mucho tiempo. Los cientos de miles de personas que escuchaban al nuevo presidente en Chicago han abandonado el parque con una sonrisa que refleja la esperanza que ha sabido trasmitir Obama. Eso es quizá lo más difícil de conseguir para un político, y es algo que se ve muy pocas veces en occidente. Nos estamos acostumbrando a tener presidentes que responden a un perfil gris, técnicamente muy bien preparados y que dominan varias disciplinas. Pero para eso ya están los asesores y los ministros. La política es algo más, es el arte de liderar, de indicar la dirección, saber trasmitir las instrucciones para llegar allí y contagiar el entusiasmo necesario para emprender la marcha. Parece que hoy el mundo vuelve a tener un líder, parece que hoy la política recupera el sitio que nunca debió perder. No sé si esta sensación es fruto de nuestra necesidad o es que realmente Obama la representa. En cualquier caso no desaprovechemos la ocasión. Podemos. Yes, we can.

viernes, 31 de octubre de 2008

Cada día que amanece


Ahora que los blogs parecen cosa del pasado, nace el mío. Siempre me ha gustado eso de ir un poco a contracorriente. Para entender este blog es preciso dar tres datos: soy de Pamplona, soy periodista y ex alumno de la Universidad de Navarra. A partir de ahí es muy fácil seguir el hilo. Como todos sabéis, el pasado día 30 de octubre ETA atentó brutalmente contra la Universidad de Navarra. Casi todo lo que se tenía que decir sobre ese tema ya se ha dicho y escrito en multitud de medios, así que no es cuestión de repetirse.

El caso es que desde ese día han aparecido en algunos blogs críticas sobre la reacción que tuvieron los alumnos de la Facultad de Comunicación de la Unviersidad de Navarra. Juan Valera, en su blog, afirma que los estudiantes no respondieron como esperaban los medios tradicionales. Según él, no enviaron fotografías, ni escribieron en blogs. Y con esos simples datos se llega a la conclusión de que los medios tradicionales agonizan.

Esa famosa cantinela es la que me lleva a iniciar este blog. La llevo oyendo prácticamente desde que empecé a interesarme por el periodismo. Recuerdo que cuando entré en la facultad muchos de nosotros nos preguntábamos si al salir seguirían existiendo los periódicos de papel. Ingenuidad pura. Lo que me asombra es que gente que presume de manejar Internet casi desde antes de que se inventase mantenga esa ingenuidad, se gane la vida profetizando de congreso en congreso y se permita dar lecciones de periodismo allá por donde va.

A mí, en la misma Universidad que el pasado jueves fue atacada por los terroristas, me enseñaron que las opiniones falsas se combaten con datos, así que intentaré ser lo más objetivo posible.

El pasado jueves un SMS al móvil me despierta. "Coche bomba en la Uni", dice. Es un ex alumno y compañero de trabajo. Son las 11.30 aproximadamente. Me dirijo inmediatamente a la televisión. Primero pongo CNN+. No tienen a nadie en la zona y conectan con un periodista en Bilbao. Increíble pero cierto. Voy a Internet y allí empiezan a llegar las primeras imágenes del atentado a elmundo.es La mayoría son de alumnos de comunicación, ya que todavía no han llegado los fotógrafos de agencia a la zona. Cambio de canal y conecto con Ana Rosa Quintana. Allí varios alumnos van pasando telefónicamente por el programa. Cambio a Espejo Público, tres cuartos de lo mismo. Después se añade un ex alumno que trabaja en el equipo del programa.

Apenas ha pasado una hora desde que el coche bomba estalló y, mientras en Cáceres se pontifica sobre lo humano y lo divino, he escuchado ya los testimonios de al menos media docena de alumnos del centro, la mayoría de ellos de Comunicación. Para quien no conozca la Universidad de Navarra, hay que decir que el edificio de Comunicación no es el más próximo al lugar del atentado. Es decir, mucho más cerca de donde estalló el coche bomba hay alumnos de Filosofía, Humanidades, Económicas... Y sin embargo un 90% de los alumnos que entran en la televisión en esos momentos son de Comunicación. Dato significativo.

Minutos después veo un vídeo casero, supongo que grabado con el móvil, no recuerdo si en diariodenavarra.es, en elmundo.es o dónde. Me meto en el coche y enchufo la Cadena Ser. Allí, una alumna de cuarto explica lo ocurrido. Y, a la tarde, ya en la redacción del medio en el que trabajo, un grupo de alumnos llega con fotografías y testimonios. Tengo constancia de que en prácticamente todos los medios locales fue así, tanto en radios, periódicos o televisiones. Sin duda todos ellos realizaron un gran trabajo, en unas circunstancias nada sencillas en las que además de estar impactados como el resto de alumnos del campus de otras carreras, supieron reaccionar como profesionales que aspiran a ser. Sus testimonios no fueron el relato de meros testigos, sino que intentaron, creo yo, aportar algo más, situar, contextualizar. Eso es lo que en gran medida diferenció los testimonios de los alumnos de comunicación de los de las demás carreras. El resto del día y durante el día siguiente, muchos de ellos siguieron colaborando en prensa, radio y televisión. Las redes sociales siguieron creciendo y se cuelgan imágenes en lugares como flick-r. Uno de ellos consigue incluso la foto de portada de Diario de Navarra.

En definitiva, creo que un análisis serio nos tiene que llevar a la teoría contraria a la defendida por algunos. En mi opinión los alumnos de comunicación (recordemos que los que estaban a esa hora en la facultad no eran todos, sino simplemente los que tenían clase y además estaban a un kilómetro de la zona y con cordón policial de por medio) reaccionaron bien, nutrieron a los medios de información en las primeras horas y ayudaron al trabajo posterior. Pretender medir el grado de reacción de los alumnos por el número de entradas publicadas en blogs y bitácoras es sencillamente infantil. Es más, creo que después de ver cómo se comportaron los alumnos me atrevería a asegurar que los medios tradicionales gozan de mejor salud que nunca. La mayor parte de los alumnos colaboraron con prensa escrita, radios y televisiones (medios tradicionales) y utilizaron internet mayoritariamente como medio de intercambio de información entre ellos. Los (funcionarios) que esperaban sentados en sus sillas a que les llegase el aluvión de información a sus redacciones a 1,20 euros el mensaje se equivocaron. Y deberían relfexionar también por qué los medios locales, no sólo los navarros, fueron el refugio de la mayor parte de los alumnos.

Le pese a quien le pese, los medios tradicionales gozan de muy buena salud, y de la Universidad de Navarra seguirán saliendo excelentes profesionales. Pretender atacar a los alumnos porque después de sufrir un atentado (desalojar la universidad a toda prisa, avisar a sus familias y colaborar con los medios) no han escrito sus experiencias en blogs me parece increíble. El egocentrismo siempre ha sido una característica de esta profesión, quizá la más dañina para el trabajo que realizamos, pero creer que el Universo gira alrededor de los blogs porque uno pontifica sobre periodismo en uno de ellos me parece el sumum.